EL ARRANQUE

Un sentimiento
Con distintas expectativas el sábado 21 de agosto un pequeño grupo de vecinos y amigos de El Pinar comenzamos con la compañía y orientación de Walter una experiencia de intercambio de conocimientos, sueños y emociones entorno a la cuestión literaria. ¿Qué saldrá de todo esto? Lo iremos descubriendo en la medida que vayamos avanzando. Probablemente nazcan cosas que no imaginamos.































































lunes, 15 de noviembre de 2010

MINICUENTOS “TALLER EL PINAR “
Muñecos de masa pan
Solo, le faltaba el amigo… con la comida llegó el pan y de su corazón fueron apareciendo uno a uno aquellos que le fueron acompañando.

Alternativa
La felicidad llenaba su existencia, eran uno parte del otro, disfrutaban de la naturaleza, cuando él le dijo: Eva sos la mujer de mi vida.

Destino
Agobiado por la culpa, apoyado por sus compañeros, no encontró otro camino que pedirles que le ayudaran a purgarla.

Complicidad
Sintió miedo, se mantuvo oculto, cuando sintió unos pasos, el soldado iluminó, le observó hizo un guiño y gritó “todo libre”.
 Aprendizaje
La niña tocó el enchufe, miró a su alrededor y corrió con su madre desconsolada en un llanto a decirle “me voy a morir”.
Protagonismo
Dos niñas hablaban de sus preciosas muñecas, la tercera más pequeña desde su silencio interrumpió: “yo ayer comí grasa”.

Lógica I
Agustín jugaba con su pelota, se escuchó un golpe, su padre preguntó que pasó. Él contestó el jarrón le pegó a la pelota.

Lógica II
El abuelo vio a su nieta patear la pelota y le dijo cuando seas grande vas a jugar muy bien. Contrariada ella contestó quiero jugar ahora abuelo.

Maternal
Las gotas salpicaron sus manos, cuando ella cruzó el patio abrazando a su bebe.

Hipocondría
Sintió un cosquilleo en la espalda, le tomó el brazo izquierdo, pensó lo peor, cuando vio las hormigas coloradas en una alocada carrera.

Recambio
El gallo dominante, opacó sus plumas, pisó con dificultad, cuando los jóvenes bajaron del palo, sangraron su cresta y comieron el maíz.

Reflexión
Caracol col, col, cuantas veces lo cante, solo le entendí el día que vi las hojas de las coles perforadas.

No es tarde
El padre no le había enseñado hacer una caricia, hasta aquel momento en que se despidió.

Parámetros
Las moscas invadían a su bebe, los padres preocupados con la importante visita, pidieron disculpas y les trasladaron a un mejor lugar.

Armonía
Llovía, cuando le descubrieron, corrió y corrió hasta perder el aliento, por fin halló el descanso…le habían alcanzado.

Desnudes
“Los hombres no lloran”, creyó en ello, marcó sus pasos hasta aquel momento en que de rodillas sintió el dolor.

Autocrítica
Se miró las manos y supo que habían sido duras, violentas, las lavó con sus lágrimas y les perfumó regalando una flor.

Agradecimiento
Pasó el tiempo, miró para atrás y sintió un alud de cosas, por un momento añoró, luego sintió la satisfacción de lo vivido.



Alzheimer
El baúl se llenó de recuerdos, lo cerró, golpearon la puerta. Cuando volvió no sabía dónde estaba.

Coherencias
Cuando apresaron al jefe narco Sócrates Cal, en el interrogatorio dijo “sólo sé que no sé nada”. Fue incomunicado en la caverna de Platón.


Fuerza del deseo
El quería un hermanito y se puso a hacerlo de barro. De noche lo dejó afuera y el sol tempranero lo endureció antes de tiempo. Como a él.

Desencuentro
Caminó por las calles, patio una piedra, miró las luces de las casas, las risas llenaban el aire, más que nunca sintió la soledad de la incomprensión.

Lógica III
Cómplice me dijo: “Mamá yo entiendo los de los ratones, pero… ¿vos te disfrazás de ratón para poner dinero debajo de mi almohada?

Una mañana
Esa noche hacía frío. Caminaban un hombre, una mujer y dos hermanas. Al separarse una dijo: hasta mañana. Mañana llegó luego de 3102,5 mañanas.

Prevalencia
La autoridad se paseaba por los pasillos y no encontraba cómo resaltar. Cómo estás, preguntó mirando hacia arriba. Presa dijo ella.

Alquimia
La persona comprendió que sin la música, el perfume, la suavidad, el sabor de la naranja y la ternura en la vida los recuerdos no tenían sentido.

Amsterdam de noche
Hacía tiempo no iba al estadio, veía el futbol por televisión; tiro libre, parece que la pelota roza el palo, por un segundo esperó el replay.

jueves, 30 de septiembre de 2010

Las motosierras

            En casa hay cuatro motosierras, herramienta muy útil en esta zona del país. Se usa para cortar árboles, para una vez en el suelo se los troce en partes más pequeñas, tanto como para poder introducirlas en una estufa o quematuti.
           
            Decir que en casa hay cuatro motosierras es un poco exagerado, como podrán suponer, más sabiendo que ninguno de nosotros, los habitantes de la casa, tiene el oficio de monteador.

            Enfrentemos la realidad. Hay una nueva, que Walter compró hace poco y que llevó al service cuando quiso usarla porque no arrancaba. Otra que no funciona es de Margarita y hace como un año y medio que está acá; hay que llevarla al service, pero como no es el mismo al que Walter llevó la primeramente nombrada, se complica la cosa…

            También está la primera que se compró en la casa; se la regaló Perla para un cumpleaños del "Chancho", o sea de Walter. Perla pensaba que si había una motosierra en casa no iba a pasar frío en los próximos inviernos. Creo que no pasó frío, pero no fue por la presencia  de una  Homelite en casa, más bien sucedió que compramos leña en lo de "Chito". Esta motosierra no arrancó durante varios meses entonces El Chancho se la llevó al "Zurdo", que digamos, la remendó. Al tiempo se la prestó al hijo de un compañero, y la pobre nunca más fue la misma. Volvió a pasar por las manos mágicas del Zurdo, hasta que la usó George… y ahí dejó de funcionar para siempre.

            El Turco nos  pasó una motosierra, digamos la número cuatro, no sirve para cortar ni agua, pero Walter la desguasa y así de alguna manera se usan sus partes cuando la primera se tranca.

            Hace unos días fuimos a la casa de una sobrina a cortar un pino podrido. Cortar el pino fue fácil y rápido, pero cuando se quiso cortarlo en trozos la máquina se paró. Vi como Walter la tomó entre sus manos y munido de diversos destornilladores que "Sole" tiene en un bolso de cuero negro, trató de ver qué pasaba.

            Prendí un cigarro mientras trataba de no pensar sobre el futuro: aun los últimos coletazos del invierno y ya me veía sin leña.

            Empezaron a salir los tornillos, que Walter trataba que se quedaran quietos sobre el banquito en que destripaba la motosierra. El problema son los resortes que aquellos sujetan. Uno de ellos se cayó entre la carcaza  y el motor. Al mover el conjunto, o sea la carcaza y el motor, el resorte se movía también y hacía un ruidito suave pero suficiente para decirnos que allí estaba.
El Chancho siguió, digamos “trabajando” en la Poulan, que esa es la marca de la motosierra. Lo cierto y resumiendo, siguieron saliendo tornillos, resortes, engranajes, siempre intentando rescatar el resorte suelto, que seguía haciendo ruidito.

            Yo me aburría, y dejé de prestar atención, entonces sucedió algo importante y terrible: el resorte suelto dejó de hacer ruido, … ya no sabemos qué hacer… es como que el silencio del resorte nos diera una pauta de que algo no pensado ocurre en el interior de las motosierras.




TALLER LITERARIO  DEL PINAR.

Un lugar.

Éste es un lugar de encuentro, de disfrute, de expresión, de creación y de conocimiento.
Es un lugar, sin dudas… un buen lugar.
Pero también es un medio. Un camino para llegar al otro,  para esperar al otro, con su historia, sus preguntas y sus palabras.
Son palabras las que nos convocan. Las tomamos, las moldeamos, escudriñamos debajo de ellas, las unimos con íntimas señales casi olvidadas, las hacemos únicas. Y cuando las tenemos, las damos.
Dar la palabra es dar la posibilidad a quien la recibe, de decir otra cosa con ella.
Dejan de ser nuestras, vuelan hacia el otro (hacia vos), son palabras no interpretadas, vivas y eternas.

Un cómo.

Trabajamos en torno al texto literario.
El análisis, la interpretación, el contexto de la obra y del autor, siempre se abordan desde el saber  grupal. El coordinador coordina, sugiere, provoca, no imparte enseñanzas.
Acá el saber y el poder están en el grupo.
Creamos textos a partir de diversas consignas, como forma de expresión y de arte. Siempre tendremos cosas para decir, para contar. 

Un porqué.

Porque amamos la literatura,
creemos en lo colectivo y
 en el arte como  elementos de transformación.   

Un dónde.

En “El Pinar” porque ahí vivimos,
compartimos la vida cotidiana,
es decir los pozos, la falta de iluminación
pero tambien expresamos nuestros afectos,
la solidaridad, nuestras familias
festejan cumpleaños y otros encuentritos.
Ni que hablar estamos abiertos al que tenga ganas de acompañarnos.
¡¡¡Los esperamos!!!
(los jueves de 15 a 17 horas en la casa de un vecino previamente convenido)
tallerlitepinar@gmail.com

Contenidos y textos trabajados en Taller del Pinar, (en sus primeros meses de vida).

Sábado 21 agosto.
1)   Texto: “Una gota” de Dino Buzzati. Interpretación y análisis.
2)   Ejercicio de escritura: Escribir la biografía de esa gota.

Jueves 26 agosto
       1)   Texto “Luvina” de Juan Rulfo.
2)   Ejercicio de escritura: Escribir en primera persona, detallando qué pasaba en pintura del Bosco, como si estuviéramos presentes allí.

Jueves 2 setiembre.
1)   Texto: “La calle de los mendigos” de Mario Levrero.
2)   Ejercicio de escritura: Describir un objeto minuciosamente hasta llegar al “punto de extrañamiento”.

Jueves 9  setiembre.
1)   Lectura de “Las líneas de la mano” de Julio Cortazar.
2)   Ejercicio de escritura: a) Describir  solamente las manos de un  personaje, que ése sea el elemento central del relato.

Jueves 15 setiembre. Ejercicios de escritura:
   a) Trabajo con las manos. Describirlas como si tuvieran vida propia.
   b) Hablar en ronda, acerca de los sueños y pesadillas de cada uno. Tomar un sueño   propio y narrarlo en tercera persona y desde un narrador omnisciente.

Jueves 23 setiembre.
        1)   Texto: “Idilio” de Guy de Maupassant.
        2)   Ejercicio de escritura: La locura.

Jueves 30 setiembre.


          1) Texto: "Los desarraigados" de Cristina Peri Rossi
         2) Ejercicio de escritura: Creación de personajes. Narrrar en relación a los 5 golpes dramáticos.

Sabado 09 octubre.
       1) Texto: "¿Qué lástima?" de Francisco Espínola, "El Baldío" de Roa Bastos
2) Se analizó y comparó los cuentos viendo elementos como la tensión. Ejercicio de acortar un cuento escrito por uno manteniendo la tensión del mismo.
Jueves 14 octubre.
       1) Texto: Minicuentos de Arreola, Monterroso, Bailey.
       2) Se analizó y comparó los minicuentos. Se leyo y analizó trabajos realizados en casa .

Jueves 21 octubre.
       1) Texto: Haikus de Matsu Basho y otros.
2) Lectura, discusión y escritura de haikus.

Jueves 28 octubre.
        1) Textos de haikus y bibliografía sobre los mismos.
        2) Lectura de formatos cortos (fábula, máxima, refran, etc). Ejercicio: completar cuento corto.

Jueves 04 noviembre
       1) Musica de Gismonti. Lectura automática
       2) Ejercicio de construción espontanea de textos al tiempo de escuchar una interpretación musical.

Jueves 11 noviembre
      1)Posibilidad y acción no cotidiana de un objeto
      2) Ejercicio de construción de textos a partir de que puede hacerse... que puede mirar... etc.

Jueves 18 noviembre
      1) Surealismo.
      2) Escritura automática.

Jueves 25 noviembre
       1)Textos de F. García Lorca, I. Vilariño. Trabajamos la metáfora.
       2)construcción de metáforas.

Jueves 02 diciembre
       1) Compartimos trabajos de 2 últimos talleres.
       2) Lectura y discusión de formas de construir metáforas. 

Jueves 09 diciembre
      1) Texto de Raymond Carver
      2) Ejercicios de dibujo observacion, escritura automatica con la palma de la mano. 

Martes 21 diciembre
      Comida compartida, con lectura de textos producidos en el taller a vecinos y amigos.

Jueves 07 enero 2011
     1) Texto Raymond Carver
     2) Se tomó personajes creados por nosotros y se les pensó y puso en el papel experimentando miedo y en un momento de descanso penetrandose de lo que le rodea. Deber: escribir monólo interior.

Jueves 14 enero
    1) Lectura de Tres rosas Amarillas de R. Carver.
    2) Discusión y desarrollo de Monólogos interiores.

miércoles, 22 de septiembre de 2010


Luz


La roja. Tuve que detenerme no sin un leve fastidio. Fastidio inútil, al fin, ya que estoy empapado, la lluvia sigue cayendo y la calzada es un río.
Estoy detenido en la calle, junto al cordón,  inmóvil. Alguien con paraguas, atrás mío, también espera la verde.
Empiezo a sentir frío, la roja me parece excesivamente larga y percibo agua entre los dedos de un pie. Sólo esto me faltaba.
“Se me agujereó uno de los  zapatos”, pienso con tristeza. “Se me agujereó uno de los  zapatos”.
Siento la tentación de mirarlos, pero no debo desatender el semáforo, simplemente los imagino, allá abajo, primos lejanos, culpándome desde un cuero envejecido, desde ese parentesco abandonado.
                Los compré hace algunos años, (este recuerdo es de una limpia tibieza) en una feria benéfica. Estaban en una pila enorme de zapatos usados. No sé si los vi  o me vieron.
Nunca hubiera podido comprar zapatos así. Eran imponentes y europeos, de cuero marrón rojizo, suelas altas y grises. Olían a madera de Los Alpes, a toneles de roble llenos de vino.
Temblaba al probármelos. Calzaban perfectos. Eran perfectos. De los tobillos para abajo era un orgulloso ciudadano, un desarrollado. Una invencible bestia primermundista.
Mientras pagaba los pocos pesos, pensé en el muerto. Nadie abandona zapatos así sin morirse antes. Luego el muerto se fue y esa noche los zapatos soñaron que dormían debajo de mi cama junto a  unas sandalias de delicado color rosa.
Después, mis pasos largos en el tiempo, la ciudad, cierta dignidad fingida, y  la resistencia; el proletario advenimiento de lo incierto.
      
                La luz no cambia y el calzado no da muestras visibles de su debilidad, el hombre de paraguas por ejemplo, nunca podría saber que entre mi suela y la calle se estremece el desconsuelo.
                Pero yo sé que uno de mis zapatos tiene un agujero…
Intento definir si es el derecho o el izquierdo. Mi vista sigue fija en la luz roja, y mi cerebro se conforma con tener una conciencia resignada del agujero.
El agua debe de haber llenado todos los espacios posibles en su interior, porque ahora siento que salen cosas. Lo primero es la notificación de despido de la empresa. Es extraño, no entiendo cómo ha llegado allí. Pero claramente salió del agujero y se la lleva la corriente.
                “Crece”, pienso…“Están saliendo cosas de él”. Lo siento crecer hacia adentro, atravesando la planta, lo siento esquivar huesos, reptar hasta establecerse en el estómago como una serpiente expandida.
“Será el hambre”, pensé, mientras el hombre del paraguas tose sin extrañarse de la eternidad de esta luz roja ni de de las cosas que salen desde la negra boca.
                Supuse que debía ser enorme, porque ahora salen algunos libros, una carpeta verde llena de cartas, fotos de mi madre siendo niña, discos de vinilo, una guitarra, Siento cierto temor de que el baúl que acaba de salir de este agujero cause algún accidente cuando venga la verde, es un baúl grande lleno de objetos y tonterías.
Siento un ruido adentro. Se están derrumbando las estanterías. “Es la serpiente”, dije, y me sentí un poco extraño. 
                Semáforo de mierda. Ahora salen figuras blandas, informes como frutas atrofiadas; giran en la corriente tubérculos rosados con alas  diminutas.
“Son mis órganos”, dije, y me vi intentando desesperadamente asirme a las paredes de algo que debería ser yo mismo.
                Entonces, la luz cambió. Verde… al fin.
                El hombre del paraguas me choca con violencia y cruza.
Me siento cansado, estoy tirado en el agua, alguien debería ayudarme.
Se acerca un vagabundo con un perro, siempre me causaron pena, pobres.
El viejo me da vuelta con la punta de su pie, me pisa para examinarme mejor. Sólo ve el agujero. Putea brevemente y me deshecha.
Otra vez la luz, esta vez amarilla. La correntada espesa y el estruendo de la boca tormenta, cada vez más cerca.

martes, 21 de septiembre de 2010

MANOS
La mano pequeña lame el suelo, en busca de tornarlo cielo. Juega la mano a ser mano, a  ir dando a la arena cuerpo y va dejando un rastro audaz de uñas y dedos. -Las olas marchan solas, los dedos no, van bailando, ¿cuándo y cómo? Yo lo quiero- cuenta la niña a gaviotas. Va la mano siguiendo a la mar, se bambolea y rema, zigzaguea y sueña ser un delfín que navega.
Las uñas imitan mar, cuando sube, cuando baja en su eterno retomar, de un aliento a otro aliento, cuando escapa de la costa o levanta y desemboca; la manita sigue a todo, tan  contenta contra el viento, cae y sigue su juego.
 Pasa la mano niña por un vestido rugoso, se zambulle por allí, salta luego por aquí, se mueve cual si fuera un péndulo, que lineal fluye, va corriendo. Rima la mano en su sueño y afuera las olas suben y el sol se evade del cielo.
Ruidos de palmas se frotan, para dejar lo robado a la arena, ahora, y otra mano mayor se avienta, clara y llama a la manita pequeña. La manita se despide con la palma hacia la ola, que le contesta rugiendo, tan mansa y tan matadora. Se junta la mano madre con la otra sin reloj y se apartan las dos a tiempo, ya la hora terminó.  
MANOS DE TERNURA

Sus caricias (algo torpes), hacen sentir la tibieza de sus dedos masajeando una cabeza. Haciendo que el pelo se acomode a los lados, reverenciando su pasaje.
Las manos bajan por la sien y se posan delante de los ojos. Se hacen borrosas por la cercanía, no pudiéndose distinguir sus límites, sin embargo se les siente llenas de vitalidad.
Cuando se posan en las rodillas aparecen nítidas, ahí toman toda su dimensión, son delgadas, con pliegues en la piel y venas que saltan en innumerables dibujos.
Son las manos de una mujer. Han vivido durante ochenta y cuatro años. Sienten la necesidad de descansar pero no se dan tregua, siempre están dispuestas a algo que se les pida.
Hace mucho, mucho tiempo atrás, acariciaron una muñeca, tomaron una cuerda y saltaron. Luego salieron a buscar la vida, el trabajo las encontró jóvenes y vigorosas. Cuando sus ojos y su corazón les hablaron de amor, supieron abrazar y caminar, estrechando las de aquel que les provocaba un desconocido cosquilleo.
Recibieron la prolongación de su cuerpo, la mecieron viéndola crecer. En algún momento se las arrebataron, y sus dedos largos con aparente fragilidad se transformaron, prendiéndose como garras y mostrando su valor.
Por años se estiraron con las palmas abiertas ofreciéndose a aquel que las necesitara.
Un día quisieron descansar y se despidieron mojadas por una lágrima. Simplemente… apretando  otras manos que la continuarán.

martes, 14 de septiembre de 2010


LA CABEZA
El cielo amaneció despejado. Hacia el medio día me senté en el jardín y comí bajo la sombra del sucará. Estaba distraído, no podía concentrarme. Me serví un té de yuyos, tomé un libro y no lograba avanzar más de dos renglones. Giré la vista hacia una flor, el ruido de un motor atrajo mi atención, volví al libro recorriendo los mismos dos renglones.
Barrí con la vista los canteros llenos de flores de un lado y otro. Sin proponérmelo mi atención se fijo en una cabeza. Era una cabeza moldeada en yeso a la que se había llenado con un material duro. Ella emergía entre un matorral de violetas. Se trata de la cabeza de una mujer. Erguida, apoyada en su fino cuello, estirado y elegante, cubierto lateralmente por el cabello que caí como una cascada resaltando su belleza.
Su boca carnosa apoyada sobre el mentón, transmitía fuerza. No expresaba tristeza, ni alegría, era como un lugar desde el que podía imaginar brotar palabras sensatas y reflexivas.
Su nariz afilada me llevó a un par de ojos penetrantes que custodiaban el pasaje a un amplio y sereno espacio: su frente.
Cuando mi atención se detuvo  en el lado izquierdo de la cara, tropecé con una escalera cuyos peldaños me trasladaron al pabellón de su oreja. Primero recorrí cinco escalones, llegué a un descanso desde el que girando mi cabeza observé todo el jardín. Otro tramo de ocho escalones me plantaron frente a una abertura. Penetré en ella y me encontré con espacios y tabiques que me conducían por un laberinto. Diminutos huesos entrelazados, una membrana, conductos simulando un caracol, una forma de trompa, me hacían vibrar en diferentes tonos, deslizándome por ellos como en un parque de diversiones.
No sé cuantas vueltas di, ni tampoco el tiempo que estuve en ese misterioso escenario. Fue disfrutable y me llenó de sensaciones que nunca había experimentado. Lo cierto que en un momento caí hacía el vacío, rodee por unos tubos, fuentes como de marfil y zonas blandas carnosas con textura gelatinosa. Por fin llegué a algo que era el espejo de mi entrada anterior. Se repitieron mis peripecias en un sentido inverso, saliendo en esta oportunidad por el pabellón del oído derecho.
Cuál fue mi sorpresa, cuando al salir buscando una escalera que me permitiera descender al cantero, me encontré con una mujer desnuda que trepaba valiéndose del cabello que caía de ese lado. El desconcierto fue tal que perdí el equilibrio y fui a parar a un pequeño estanque circular que posaba en el hombro derecho de aquella cabeza.
Luego de mojarme, sacudirme y salir del recipiente, miré el jardín me parecía diferente, sentí su calidez, su reparo, los colores y perfumes de sus flores llenaron mi cuerpo. Me senté en la silla, mire de reojo a la cabeza que con un guiño expresó su complicidad. Tomé el libro y me puse a leer.